¿Cómo podemos aspirar a ser asertivos, a usar el lenguaje corporal de una manera efectiva en nuestra comunicación, si de plano estamos coartando las opiniones y acciones de los demás? no sería de extrañar que utilizando profusamente la negación en nuestro diario actuar, nos sintamos más nerviosos, ansiosos e inclusive amargados; igual de probable será que los demás se muestren predispuestos a nuestra negatividad. El decir “No“, arranca de raíz la conversación; constituye un muro infranqueable para la asertividad, que nunca logrará atravesarlo.
¿Que podríamos hacer para solucionar este embrollo? Muy fácil. Acostúmbrate a no decir “No“. Al principio te costará mucho, pues estamos demasiado acostumbrados a defendernos tras esa pared. Pero a medida que nos esforzamos y empezamos a prescindir de esa coraza de inseguridad, veremos que flexionamos nuestro músculo argumentativo con más frecuencia, ¡Pues debemos recurrir a una conversación más rica…! Ésta es la única forma de desarrollar asertividad en la comunicación. Destierren el “No“ por un día entero… ¡veinticuatro horas!, y vean qué tal les fue.
En la improvisación teatral existe una regla explícita en la que todos los actores deben seguir el flujo de la acción sin coartarla. Ellos aprenden expresamente a no decir nunca “No“, sino a dejar que la acción se desenvuelva a través de su actuación. Suena difícil… y lo es. ¡Pero por supuesto, nada que no puedas lograr con suficiente práctica!
Ah, se me olvidaba. Tampoco pueden decir “Sí, pero…“. ¡Ése es un “no“ con piel de oveja!.
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